Los 21 gramos
Digamos que uno esta como al fina de la hora 32 de una guardia, afortunadamente, para estas horas, ya es de dia y estas rodeado de bastantes personas, digamos, de los medicos de base y de tus compañeros internos... Detesto, cuando parece que todo ira bien, te llama a un cuarto, algun familiar muy desesperado diciendo: -"Mi familiar esta muy mal, respira muy raro"- en ese momento, lo unico que piensas es... "su familiar caera en paro", para esto, entra la funcion auntomata que solo te hace ponerte tan alerta que se te olvida que llevas 32 hrs sin dormir, y solo actuas, tal vez secretas algun tipo de escencia que hace que todo el mundo note cual es la situacion, De repente tomas el "carro rojo, o crash car" y te dirijes hacia donde te indicaron.
En el camino se piensa:
1. Paciente X edad X condicion
2. Pronostico funcional y de vida
3. Estado actual probable
4. Posibles descompensaciones
5. Como remediar cualquier regulacion positiva que lo tenga al paciente mal
6. Sera dificil intubarlo?...
7. No olvides, sacar a los familiares del cuarto.
Para esto, en todo el trayecto hacia el cuarto ya has dado bastantes ordenes... pides guantes, cubrebocas, que todos los medicamentos de urgencia esten en su lugar, y de repentente te da una sensacion que te invade por completo.. Sabes que lucharas contra la muerte y te hace pensar, si la muerte no es la volunta de un DIOS ya sea del tuyo o del que tenga en su mente la persona que se encuentra al borde de morir.
Es tonto, pero uno sabe distinguir cuando la muerte esta cerca, la huele, la siente, le ve sobre quien la muerte esta enredando sus velos... Esa respiracion hipocratica, esa mirada de angustia y tranquilidad.. inexplicable... Masaje cardiaco, ventilacion, intubacion, medicamentos, desfibrilacion, pulso, trazo... Es inhumano regresar alguien de la muerte, nunca se me olvidara la sensacion de mi primera vez, estaba muerto, clinicamente y despues de nuestra incistencia, regreso, gritando farfullantemente, -" Mama, mamaaaa"- con los ojos perdidos con movimientos torpes, como un recien nacido, el de 59 años, que parecia estar en un lugar tan apasible, se encontro en el suelo, lleno de orines y sangre, conmigo sobre del el reanimandolo.
Es increible escuchar esos ultimos 21 gramos salir de alguien, en verdad parece que es el momento cuando el alma se escapa del ser.
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